Imagen de Peggy und Marco Lachmann-Anke en Pixabay
¡Hola! ¡Un choque de manos y una amable sonrisa! (Que menos, ¿No?)
En mi primer día con un nuevo grupo, adaptándome a la edad, me presento, expongo los objetivos del curso en cuestión, y señalo como creo que puede ser de utilidad para los alumnos, explico que mis objetivos personales son darles un buen servicio y serles de utilidad, y que me alegraría mucho si el curso les sirve, y en general, que me alegro mucho cuando la gente con la que comparto camino es feliz.
Después, expongo mis normas básicas de convivencia, y sobre una parte de esto último va la entrada de hoy.
Hago hincapié en mi deseo de que estén agusto en la clase, pero que la clase es un espacio y tiempo de respeto y trabajo para el curso, y no otra cosa. Y que es parte de mi trabajo gestionar y dirigir la clase, nada más.
Explico que en ningún momento voy a clase para discutir, humillar o competir con nadie, sólo a facilitar y ayudar. Por eso, les pido, por favor, que si en algún momento les ofendo o se sienten atacados por mí, recuerden lo que les he dicho hoy, y dejen espacio a que sea un malentendido, o que yo me haya equivocado sin mala fé. Que en ese momento o al finalizar la clase me digan sin miedo alguno que les he ofendido o hecho daño, que yo me tomaré un instante para reflexionar, y disculparme, o, si hubiese motivo, explicar mi perspectiva, objetivo o decisión, para intentar aclararlo y llegar a un acuerdo (o, también posponer la conversación para calmarnos).
Les hablo de que en mi opinión, el 99,99% de la gente es "buena", pero que algunas veces se equivoca, o se enfada, o tiene miedo, o tiene un mal día; y actua "mal" (hace daño). Y que de esas veces, la mayoría arrancan por un malentendido (una equivocación, una mala interpretación que provoca enfado o miedo). Malentendido que puede tener un origen cultural, emocional, fisiológico, místico-astrologico-ambiental, o lo que sea.
Les pongo ejemplos y anécdotas, personales y socioculturales, donde una respuesta agresiva a un malentendido genera una escalada dañina e innecesaria. Les digo que tienen todo el derecho a enfadarse y defenderse cuando se sienten agredidos/as, pero que se planteen abrir la puerta a la posibilidad del malentendido y que soliciten aclaración amable, y evaluen que a veces, en un malentendido resuelto por la vía del conflicto, al ganar perdemos y al perder ganamos.
Les reconozco que en ocasiones, en la calle, ante desconocidos, por el riesgo, no hay tiempo de reflexionar y hay que zanjar inmediatamente la situación. Pero que al menos en mi aula, nos permitamos un segundo para evitar un conflicto innecesario. Y les invito a probar eso en el ámbito familiar, social y laboral, pues una primera derrota o abuso en esos ámbitos no suele ser grave, y nos permite conocer a la gente para la siguiente vez, para, negociar, aclarar, evitar o enfrentar. Pero ya con la certeza de no haber malentendidos.
También hablo de ese 0,01% de gente que aplica tácticas psicológicas destructivas de "luz de gas" (y la explico), diciéndoles que si tienen una sensación de abuso deben escucharla y valorarla como cierta, o buscar un tercero de confianza que les pueda aportar perspectiva. Que cuando hay un malentendido el supuesto agresor (una persona normal, buena) se disculpa, o aclara sus intenciones y no suele repetir, teniendo entonces un malentendido aclarado.
Pero que es cierto que algunas personas (ese 0,01%) niegan hechos evidentes, o te descalifican en un nuevo abuso, con lo cual, ya sabemos que estamos entendiendo bien que nos quieren agredir o perjudicar, y podemos actuar como creamos y sintamos adecuado (de manera proporcional y legítima, formal o informal).
Y cuando un dia en la clase, me mosqueo yo con algun@,... ejemplifico lo expuesto, respiro y pregunto, para aclarar, (y suele ser malentendido), y seguimos tan amigos.
Nota: Me ha funcionado con alumnos en aulas, regladas o no, cosmopolitas con gran variedad de culturas y situaciones psicosociales dispares, y en artes marciales 🙂. No me ha funcionado en situaciones de inferioridad o igualdad jerárquica, social o laboral, con ese 0,01% de población muy despistada. Pero 99,99 a 0,01, el balance me compensa, en lo que para mi es importante 😇.
¡Un abrazo!