Fotografía: bernswaelz. pixabay.com
¡Hola, un abrazo!
Me llamo Javier Ayerra 😁, y esta es la primera entrada del blog Deskorapilo (En Euskera, relativo a deshacer nudos)... Como es la primera entrada me presentaré, y haré un "breve" resumen de mi trayectoria hasta llegar a Deskorapilo.
Nací en Bilbao una bonita primavera, en abril de 1975, a los 6 años marché con mi familia a Baleares, y a los 9 regresé a Bilbao, durante mi bachillerato intentaron convencerme de las bondades del sacerdocio y de mi potencial por humanidades (psicologia, sociología, magisterio,...) pero, aunque reconozco ciertas inquietudes filosófico-religiosas y humanistas*, no era mi vocación (y las versiones oficiales de Dios se me quedaban cortas), y quizás me faltaba madurez para renunciar a ser inventor. En mi etapa universitaria dudé entre medicina e ingeniería, y para bien o para mal, opté por la carrera de ingeniería industrial, con mucha ilusión inicial (por lo de inventar, hacer cosas), y bastante frustración final. Después marché a Inglaterra a estudiar un master de diseño industrial, regresé a españa en 2004, monte un estudio de diseño que acabó siendo una pyme de columpios infantiles y mobiliario urbano, y me arruiné en 2010 (crisis de 2008 y desajustes societarios tumultuosos).
*En paralelo a mi etapa universitaria, tras la frustración y aridez del primer año de carrera, decidí que mi vida no podía girar sólamente en torno a ser "ingeniero", y me metí de voluntario de tiempo libre e intervención socio-educativa, con menores y adultos en riesgo de exclusión social. Eso, junto al karate (y Pencak Silat) me daba energía para el resto de facetas laborales y vitales, y me hacía sentir bien, "alineado". Al irme a Inglaterra dejé el voluntariado, y al empezar la empresa dejé el karate...
Como inciso que marca también mi camino, en 2004, una grave enfermedad y posterior fallecimiento de mi hermano mediano, me llevó a explorar y apasionarme de manera autodidacta en diversos aspectos de salud, bienestar y sanación.
A cuenta de la famosa crisis, y como hacemos en la vida (por ensayo y error), después de experimentar ese vacio existencial en mi empresa, arruinarme, y hacer lectura en perspectiva, intenté rehacerme desde mis pasiones, el karate y la salud. Y en 2011 empecé a intentar dejarme guiar por el corazón (la intuición), dejando a la razón y la apetencia como herramientas a su servicio.
Casi me meto a estudiar medicina, pero una sensación de hastío y un temario que no terminaba de resultarme atractivo me llevaron a probar con la formación en masaje y como técnico deportivo, de manera que tras varios FPs, un curso universitario de Psicología del Coaching y varios certificados de profesionalidad, y formación en emergencias y rescate, hice mi "reconversión industrial" como profesor de karate y taichi (esto último era mi hobby, y mi trabajo de estudiante), y socorrista.
Estaba cómodo, y muy a gusto, pero tenía que ampliar las perspectivas laborales y mantenerme en ese ámbito socioeducativo, así que en 2017 me hice docente para el empleo, y en 2019 finalicé un master oficial de enseñanza, y empecé de profesor de FP.
Tanto de docente como de profe, consideraba la materia a impartir un tanto un fin, como un medio contextual, y me limitaba a extrapolar la perspectiva de respeto, enseñanza y superación personal que en parte había en mí, y que en parte había recibido de la familia y en karate en mi niñez, y que desarrollé y afiancé en el voluntariado y de profe de karate en la etapa universitaria.
La enseñanza era un trabajo que no solo no me cansaba, ¡me recargaba las pilas!
Trabajar para personas, acompañando y acompañado, compartir vida, intentando ofrecer herramientas y perspectivas complementarias o alternativas a las que trae la persona. Colaborar o facilitar momentos en los que la persona percibe un atisbo de su potencial positivo, y se permite a si misma elegir y actuar en consecuencia, me proporciona una sensación de alegría y certeza vital que no he encontrado en ninguna otra ocupación (eso de las pelis de "participar de algo más grande que uno mismo" jajaja).
Y así las cosas, creo que se entenderá de perogrullo que haya acabado centrado en los servicios educativos y de desarrollo personal, a modo de resumen, desde 1994, he alternado en una proporción creciente hacia lo educativo, los estudios y la profesión de ingeniería (diseño, proyectos, consultoria,y servicios periciales) con actividades, de voluntariado y profesionales, de enseñanza y docencia, tiempo libre, karate, natación, acondicionamiento físico y socorrismo.
Es decir, había encontrado mi "Ikigai", que es un término japonés, que viene a significar el equilibrio entre las habilidades, la actividad gustosa, el servicio/utilidad social y la adecuada abundancia socioeconómica.
La verdad es que era muy feliz con mi situación personal y profesional en el ámbito educativo, y pensaba que había encontrado "mi lugar en el mundo", pero por una serie de despropositos administrativo-comerciales de la universidad en la que hice mi master de enseñanza, unido a requisitos administrativos más o menos absurdos del gobierno (a mi entender), y/o quizás simplemente por el destino, resultó que en 2021 me enteré de que no puedo ejercer de profesor/docente reglado... En su momento reconozco que esto supuso para mí una enorme zozobra, tanto en el ámbito personal como económico-laboral. Lo que vulgarmente llamamos un "palazo".
Pero la vida sigue, y llegamos a la actualidad, estos años de técnico deportivo, instructor de karate, voluntario, docente y profesor, además de la sensación "Ikigai", me han proporcionado un feedback de agradecimiento y ánimo de muchas personas entre compañer@s, alumn@s, y familias, que me animaban a comunicar a otros mi enfoque de intervención, a no rendirme, y dar un paso más en esta dirección escogida.
!Y asi surge Deskorapilo! 😁